En el día de la Pachamama y en el año de la Agricultura Familiar, nos proponemos reflexionar acerca de la importancia de la tierra el valor que este sector tiene en nuestro país y  del rol que debemos adoptar desde las instituciones públicas acerca de las problemáticas actuales. Sobre todo, desde la educación pública que en sus orígenes se instituyó como un espacio para la construcción de saberes.

Comenzamos a transitar por un proceso que implica repensar el lugar de la Universidad, donde el diálogo sea una herramienta de construcción colectiva. Existen otros conocimientos que durante la Modernidad han sido deslegitimados por el conocimiento validado de la ciencia. Hablo de aquellos como el que celebramos hoy, la Pachamama, o Sumak Kawsay de nuestros pueblos originarios, principalmente las comunidades quechuas y aimaras. Ya no se trata de un conocimiento por encima de otro sino de un debate que invite a poner en diálogo a todos ellos para lograr la inclusión de los sectores que hasta ahora han sido desprotegidos.

Las universidades no se hallan por fuera de las problemáticas sociales, culturales y políticas. Es por eso que nuestra apuesta no se trata sólo de formar profesionales para el mercado laboral.  Buscamos vincularnos con todos los sectores, aprender de ellos, y aportar  para que los agricultores familiares puedan ser parte de una transformación de la agricultura mundial.

Cuando las Naciones Unidas declararon el 2014 como el año Internacional de la Agricultura Familiar (AIAF) sus propósitos fueron muy claros: reconocer no sólo su importancia para la reducción de la pobreza sino, además,  pensar políticas de producción para la mejora de la seguridad alimentaria mundial y el desarrollo sustentable de las tierras. Ese, desde la FCAyF, también es nuestro compromiso.

Daniel Scatturice

Decano de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales

Universidad Nacional de La Plata

*Imagen: "Ofrendas a la Pachamama" de Gustavo Paulino